martes, 21 de abril de 2015

Alunada


       Miro deslumbrada aquellas dos ruedas giratorias de una bicicleta rosa, atraen mi atención por un rato hasta alejarse,  me parece un poco raro el que esas simples dos ruedas puedan mantener el equilibrio, y hablando de equilibrio, me he sentido un poco rara en estos días, un tanto desequilibrada, todos me miran de forma muy extraña cuando camino delante de ellos, de esas personas que me siguen como un paparazzi, y no por una causa de superestrella, ¿acaso huelo mal? Quizás sí, llevo un par de días sin poder bañarme, no me apetece un baño en realidad, mi madre nunca me enseño sobre asearme y acicalarme, ¿Para qué? mi madre se escapó hace algún tiempo, yo le llamo “salió a pasear” lejos, muy lejos en un lugar donde nadie puede volver, le llaman el paraíso, y de mi padre nunca he sabido mucho, es decir, nunca he sabido nada.

Recuesto mi cabeza de la ventanilla, cada vez me convenzo de que el asiento se vuelve más incómodo o son esos ojos que están observándome, me intimidan ¿acaso no podía subir aquí?, porque todos tienen esa cara de… de desagrado con el entrecejo fruncido y los labios apretados,  estábamos esperando el mismo bus ¿o es que me subí al incorrecto?, había estado esperando demasiado para poder relajarme y dormir un poco aquí después de trabajar mucho y me ha tocado sentarme en el final del pasillo en este rincón suicida con un ventanilla que apenas puede mantenerse estática, el sol está más intenso de lo que habría imaginado y solo la sombra del pañuelo en mi cabeza me está protegiendo.

Un par de personas han tenido el ánimo de sentarse a mi lado, no hay más opción, todos los puestos están ocupados, noto de nuevo su aire de desprecio,  giro mis ojos con mucho sigilo para que no perciban que los observo pero creo que no funciona, se arriman alejándose de mí todo lo que pueden, los ignoro por un momento y me doy cuenta que tengo el cuerpo cansado, las manos cargadas de estas bolsas que me maltratan, la verdad no es por su peso, es por lo tedioso que es tenerlas todo el día, intento sostenerla fuerte sobre mi entrepierna pero en un movimiento brusco del bus se estremece y cae al suelo una de las bolsas y gira lo suficiente para que se cayese todo el contenido, son pañitos de cocina que vendo para conseguir dinero.

Desvió mi columna vertebral  hacia adelante,  y estiro mi brazo para alcanzarlos, pero  en un brusco movimiento el bus salta tambaleándose y retorciéndose en una fila de huecos y muros de una carretera en reconstrucción, así que todos los pañuelos se esparcieron por el estrecho pasillo y hasta debajo de los asientos, todas las caras se giran hacia mí, unas con amargura y otras ahogando risas burlonas, no me queda otra opción que ir por mis pañuelos, me levanto torpemente y me inclino tomando los que están a mi alcance,  las vibraciones del bus hacen que me tambalee y unas risas suenan del otro lado, en otro movimiento pierdo el equilibrio y me caigo en mi jodido trasero en medio del pasillo de asientos, el bus sigue andando como si nada y las risas aumentan, me levanto y al intentar inclinarme adelante, otro movimiento y doy una vuelta sobre mi cuerpo retorciendo mi columna y dándome un golpe doloroso con el primer escalón de la entrada, me sostengo del sujetador para no salirme y me levanto nuevamente,  siento mis labios resecos y saco mi lengua para humedecerlos, risas, carcajadas, y vergüenza, comienzo a tomar cada pañuelo con sumo cuidado, desde el principio hasta el final del pasillo en mi asiento, cuando deslizaba mis manos debajo de los sillones, sentía pisones rudos en mis dedos, tacones clavándose en mis uñas como cuchillos y agujas, pero al final logre recoger todos mis trapos.

Y cuando pensé que todo había acabado, me vuelvo comediante, nunca me he sentido buena comediante pero por alguna razón a muchos le agracio el día, los de al lado se ríen casi a carcajadas, siento que me toman por loca pero realmente como  saberlo, como saber si la loca soy yo o si yo soy la única cuerda ¿Cuál es la verdadera realidad? Como saber quién tiene la percepción real del mundo y quien está equivocado.

Todos creemos estar en lo correcto  pero a lo mejor nadie lo está, me incomodo un poco y logro descansar en mi asiento, me giro un poco a la ventana, y me pregunto ¿Algún día mi alrededor dejaran de juzgarme solo por mi apariencia?

...
"tengo una pregunta que a veces me tortura ¿estoy loco yo o los locos son los demás?"
Albert Eistein