Miro deslumbrada aquellas dos ruedas giratorias
de una bicicleta rosa, atraen mi atención por un rato hasta alejarse, me parece un poco raro el que esas simples dos
ruedas puedan mantener el equilibrio, y hablando de equilibrio, me he sentido
un poco rara en estos días, un tanto desequilibrada, todos me miran de forma
muy extraña cuando camino delante de ellos, de esas personas que me siguen como
un paparazzi, y no por una causa de superestrella, ¿acaso huelo mal? Quizás sí,
llevo un par de días sin poder bañarme, no me apetece un baño en realidad, mi
madre nunca me enseño sobre asearme y acicalarme, ¿Para qué? mi madre se escapó
hace algún tiempo, yo le llamo “salió a pasear” lejos, muy lejos en un lugar
donde nadie puede volver, le llaman el paraíso, y de mi padre nunca he sabido
mucho, es decir, nunca he sabido nada.
Recuesto
mi cabeza de la ventanilla, cada vez me convenzo de que el asiento se vuelve
más incómodo o son esos ojos que están observándome, me intimidan ¿acaso no
podía subir aquí?, porque todos tienen esa cara de… de desagrado con el
entrecejo fruncido y los labios apretados, estábamos esperando el mismo bus ¿o es que me
subí al incorrecto?, había estado esperando demasiado para poder relajarme y
dormir un poco aquí después de trabajar mucho y me ha tocado sentarme en el
final del pasillo en este rincón suicida con un ventanilla que apenas puede
mantenerse estática, el sol está más intenso de lo que habría imaginado y solo
la sombra del pañuelo en mi cabeza me está protegiendo.
Un
par de personas han tenido el ánimo de sentarse a mi lado, no hay más opción,
todos los puestos están ocupados, noto de nuevo su aire de desprecio, giro mis ojos con mucho sigilo para que no perciban
que los observo pero creo que no funciona, se arriman alejándose de mí todo lo
que pueden, los ignoro por un momento y me doy cuenta que tengo el cuerpo
cansado, las manos cargadas de estas bolsas que me maltratan, la verdad no es
por su peso, es por lo tedioso que es tenerlas todo el día, intento sostenerla
fuerte sobre mi entrepierna pero en un movimiento brusco del bus se estremece y
cae al suelo una de las bolsas y gira lo suficiente para que se cayese todo el
contenido, son pañitos de cocina que vendo para conseguir dinero.
Desvió
mi columna vertebral hacia
adelante, y estiro mi brazo para
alcanzarlos, pero en un brusco
movimiento el bus salta tambaleándose y retorciéndose en una fila de huecos y
muros de una carretera en reconstrucción, así que todos los pañuelos se esparcieron
por el estrecho pasillo y hasta debajo de los asientos, todas las caras se
giran hacia mí, unas con amargura y otras ahogando risas burlonas, no me queda
otra opción que ir por mis pañuelos, me levanto torpemente y me inclino tomando
los que están a mi alcance, las vibraciones
del bus hacen que me tambalee y unas risas suenan del otro lado, en otro
movimiento pierdo el equilibrio y me caigo en mi jodido trasero en medio del
pasillo de asientos, el bus sigue andando como si nada y las risas aumentan, me
levanto y al intentar inclinarme adelante, otro movimiento y doy una vuelta
sobre mi cuerpo retorciendo mi columna y dándome un golpe doloroso con el
primer escalón de la entrada, me sostengo del sujetador para no salirme y me
levanto nuevamente, siento mis labios
resecos y saco mi lengua para humedecerlos, risas, carcajadas, y vergüenza,
comienzo a tomar cada pañuelo con sumo cuidado, desde el principio hasta el
final del pasillo en mi asiento, cuando deslizaba mis manos debajo de los sillones,
sentía pisones rudos en mis dedos, tacones clavándose en mis uñas como
cuchillos y agujas, pero al final logre recoger todos mis trapos.
Y
cuando pensé que todo había acabado, me vuelvo comediante, nunca me he sentido
buena comediante pero por alguna razón a muchos le agracio el día, los de al
lado se ríen casi a carcajadas, siento que me toman por loca pero realmente
como saberlo, como saber si la loca soy
yo o si yo soy la única cuerda ¿Cuál es la verdadera realidad? Como saber quién
tiene la percepción real del mundo y quien está equivocado.
Todos
creemos estar en lo correcto pero a lo
mejor nadie lo está, me incomodo un poco y logro descansar en mi asiento, me
giro un poco a la ventana, y me pregunto ¿Algún día mi alrededor dejaran de
juzgarme solo por mi apariencia?
...
"tengo una pregunta que a veces me tortura ¿estoy loco yo o los locos son los demás?"
Albert Eistein
Aahh... lindo. La toya jejeje :*
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